Oraciones poderosas de sanacion y liberacion catolicas

Terminamos el Padre Nuestro pidiendo a Dios que nos libre del mal.

Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com

Terminamos el Padre Nuestro pidiendo a Dios que nos libre del mal. Es una petición muy seria que hacemos a Dios Todopoderoso: que nos libre de Satanás, del diablo, del seductor (Ap 12,9), del padre de la mentira (Jn 8,44). También Jesús lo pidió para nosotros en la última cena: "No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno" (Jn 17, 15)

"Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo." (Catecismo n. 2854)

Señor, el demonio anda "como león rugiente buscando a quien devorar" (1Pe 5,8).
No queremos caer en sus garras. Líbranos del mal.
Líbranos del tentador, de sus seducciones y de sus engaños, no dejes que siembre la cizaña del mal en nuestras vidas.
Líbranos del orgullo, del amor propio y la autosuficiencia.
Líbranos de la idolatría y la vanidad, de toda forma de egoísmo, de ponernos al centro de nuestros pensamientos e intereses.
Líbranos de ser esclavos de la opinión de los demás, de la cobardía, del respeto humano y de todo aquello que condicione nuestra autenticidad cristiana.
Líbranos de cuanto nos esclaviza sin que nos demos cuenta.
Líbranos de los malos sentimientos, del rencor, del odio, del deseo de venganza.
Líbranos de cualquier ambición o atadura que nos robe la paz.
Queremos aspirar a las cosas de arriba, no a las de la tierra.
Líbranos de los apegos que nos impiden volar hasta ti.
Aleja de nosotros toda turbación, angustia, tristeza u obsesión.
Líbranos de las fuerzas del mal, de los maleficios, de las brujerías, de la infestación diabólica.
Queremos estar siempre en tus brazos y nunca bajo el poder de Satanás.
¡Queremos ser libres, Señor! ¡Queremos ser tuyos, sólo tuyos!
Queremos despojarnos del hombre viejo y que nos revistas del hombre nuevo a través de la gracia que nos regalas en los Sacramentos.
Tenemos la certeza de que si tú estás con nosotros, nadie podrá contra nosotros (cfr Rm 8, 31)
Por eso hacemos esta oración llenos de confianza en Ti: Tú has vencido al mundo (cfr. Jn 16,33)
Todo lo podemos en ti que nos das fuerza (cfr Fil, 4,13)
Por los méritos de la pasión, muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo,
te pedimos, Padre, que nos libres del maligno ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén.

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Mira 3 consejos importantes

Parto de la Palabra de Dios en Santiago 5:16: «Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder«.

La oración efectiva tiene más que ver con quien reza que con la oración que se dice. De hecho, lo que dice la Escritura es exactamente esto: mucho puede, por su efectividad, la súplica de los justos.

¿Dios escucha nuestras oraciones?

Si somos justos y estamos en paz, seguramente Dios escuchará todas nuestras oraciones y todo será sanación y liberación para nosotros.

Existen algunos medios que son importantes para administrar esta oración o buscar la curación y la liberación de todo mal físico.

Necesitamos tener una intimidad con Dios y estar al día con los sacramentos. Confesión frecuentemente, celebrar la Santa Misa, hacer adoración del Santísimo Sacramento,… Considerarse hijo de Dios y estar dispuesto a servir al Señor y a construir el Reino del Padre.

Es importante tener intimidad con la Palabra de Dios. Es necesario orar con la Palabra, leerla diariamente. Aunque sea solo un versículo, pero convirtámoslo en la base de nuestras vidas.

Entonces podemos hacer la oración de mortificación como el ayuno y la caridad, porque nos da una gran fuerza en cada lucha de oración por la curación y la liberación.




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Otro punto importante que debemos reflexionar para buscar la curación y la liberación hace referencia al Espíritu Santo. La oración diaria al Espíritu de Dios ayuda a la comunicación y la intimidad con Él.

Hay que buscar una dependencia total y absoluta del Espíritu Santo, que en sí mismo es una fuente muy poderosa de curación y liberación.




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Consejos para rezar la oración de liberación

Primero, recordar, en la oración de liberación, decir el nombre (yo), bautizado y por los méritos de mi bautismo en comunión con la Iglesia en la persona del Papa.

Segundo, invocar el nombre, las heridas y la Sangre de Jesús, ya que no podemos encontrar la liberación y la sanación fuera del nombre de Jesús. Invoquemos también la poderosa intercesión de la Virgen María, especialmente por sus lágrimas de sangre, como lo demuestra en su aparición en Salette.




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Tercero: después de la invocación, recurre al poder de combate de los arcángeles y los ángeles, especialmente invocando el poder de combate de San Miguel Arcángel. Hay demonios que solo pueden ser destruidos por el poder de lucha de san Miguel Arcángel.

Así podemos hacer esta oración.




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Oración de curación y liberación

Muchas personas piensan que si la oración de curación y liberación se da en un momento, serán sanadas y liberadas.

Siempre seremos liberados y sanados, pero no debemos olvidar que estamos en el mundo y somos presas de error, debilidad, vicio y debilidades de la carne.

Por lo tanto, la oración de curación y liberación debe ser permanente, diaria y constante, como muestra de nuestra dependencia total y absoluta de la misericordia del Señor.

Por Ironi Spuldaro, vía Canção Nova

¿Cuál es el salmo de la salud?

Salmos 6.2-3 «Señor, ten compasión de mí, pues me siento sin fuerzas. Señor, devuélveme la salud, pues todo el cuerpo me tiembla.

¿Cómo pedir a Dios sanación?

Señor, Tú eres mi fuente constante de fortaleza. Amado Señor, fuente de toda curación, me entrego en tus manos sanantes, sabiendo con certeza que nada puede separarme de tu amor eterno. Doy gracias de corazón a Ti por tu bondad y amor por mí, por los que yo amo y los que me cuidan, y por todo lo que poseo y disfruto.

¿Cómo orar por sanidad fisica y espiritual?

¡Jesús, sana mi cuerpo! Aquí estoy ante Ti, con mis dolores físicos y los males que deterioran mi salud. Cúrame de las enfermedades que padezco en estos momentos… ¡Protégete de toda enfermedad!

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